Criterios de selección de especies de plantas

La selección cuidadosa de las especies que se incluirán en nuestra composición vertical puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Para escogerlas, es necesario seguir una serie de criterios basados a sus requerimientos hídricos, lumínicos, nutricionales e incluso evolutivos.

Las características de las plantas seleccionadas deben ser compatibles con el clima en el que esté ubicado nuestro jardín vertical, ya que eso condicionará que se desarrollen adecuadamente. Tres factores que influyen en una selección de especies adecuada son: su clasificación taxonómica, su morfología y su ubicación en el jardín vertical (su entorno).

A la hora de seleccionar qué plantas son las más adecuadas, hay que tener en cuenta una serie de factores que condicionarán el desarrollo y el crecimiento de nuestras plantas en el sistema.

Factores cruciales en la selección de plantas

En esta página web vas a poder conocer todos los factores y la información más importante acerca de la sección de plantas.

Lugar de origen

Lo primero en lo que hay que hacer en la selección, es fijarse en la procedencia de la especie. Aquí se distinguen dos clases de plantas en función de su origen: especies autóctonas y especies exóticas, que a su vez pueden tener potencial invasor. En las especies autóctonas, el hábitat natural coincide con el ecosistema en el que se cultivan. Las especies exóticas, por el contrario, proceden de otros lugares, en los que el clima y las condiciones pueden ser distintos.
Dentro del amplio grupo que son las especies exóticas, es posible hacer una división en función de si tienen o no un potencial invasor. Cuando una especie se encuentra fuera de su hábitat natural, puede comportarse de dos formas: en unos casos, la especie intentara adaptarse, y esa adaptación podrá tener consecuencias para el resto de especies (potencial invasor); en otros casos, va a resultar inocua (sin potencial invasor).
Muchas especies exóticas han desplazado a otras autóctonas para adaptarse al medio. Por eso es importante, para evitar impacto ambiental y pérdida de ecosistemas, seleccionar (siempre que se pueda) especies autóctonas en lugar de exóticas (Baptiste et al., 2010).

Desarrollo de la planta

Otro factor a tener en cuenta es el patrón de desarrollo que seguirá la planta cuando crezca. Aquí se distinguen cinco categorías: hierbas, trepadoras, epifitas, arbustos y árboles. La característica más destacada de las hierbas es que no cuentan con tejidos leñosos de ningún tipo. El comportamiento de las trepadoras implica que se acoplen a una superficie por medio de elementos como ganchos, espinas o ventosas. Las epifitas son plantas que crecen sobre otras plantas, sin embargo, no son parasitarias y no se alimentan de la planta sobre la que se sitúan. Los arbustos cuentan con tejidos leñosos, pero no tienen tronco, que es la principal característica de los arboles
(Heiwood, 1985).
A la hora de establecer el sistema, las plantas más adecuadas según esta clasificación son las hierbas trepadoras y epifitas, debido a su tamaño y su comportamiento. Después irían los arbustos y, por último, los árboles.
Esto no quiere decir que no sea correcto utilizarlos, pero si aumenta su dificultad de uso, y el jardín tardara más en crecer, por lo tanto, deberemos determinar su crecimiento.

Crecimiento de la planta

Otra característica relevante en la selección es la altura de la planta. De forma similar a la anterior, las plantas más adecuadas para los jardines verticales son las de menor altura. Las plantas con una altitud inferior a un metro se adaptan mejor que las que miden dos o tres metros. Esto se debe a que la jardinería vertical se basa en el principio de las plantas para crecer y sostenerse sobre un soporte, y la gravedad puede ser un hándicap cuando se trata de plantas muy pesadas.

Tipo de cultivo

De nuevo destacan cinco categorías principales: por estacas, por esquejes, por semillas, por trasplante y por cultivo de tejidos.
El método de cultivo por estacas consiste en obtener una pequeña sección del tallo con todo lo necesario para que crezca de ella una nueva planta; que contenga yemas y de la cual broten raíces. Esa sección se siembra hasta que crece como planta completa. Los esquejes son muy similares. Se cultiva una sección de tallo en un recipiente aparte, ya sea en agua o en tierra. Y cuando brota la raíz, se trasplanta al jardín definitivo.

Probablemente el cultivo por semillas sea el  tradicional. La nueva planta se obtiene por la germinación de una semilla que ha sido plantada y regada. El trasplante del medio natural, como su nombre indica, se realiza mediante el cultivo de la planta en un vivero con las condiciones más naturales posibles, y su posterior trasplante al lugar deseado en el jardín. El cultivo de tejidos es una técnica avanzada, y en él se emplean entornos libres de contaminación, y otros métodos como el uso de soluciones de nutrientes u hormonas de crecimiento.

Estas técnicas actuales todavía no se han implantado totalmente, y las que son usuales continúan siendo las tradicionales, especialmente las semillas.

Rango altitudinal

Al igual que la altura, otro factor relevante es el rango altitudinal, es decir, la altitud respecto al nivel del mar en la cual la planta crece de forma natural.
Es conveniente seleccionar plantas que se adapten bien al nivel de altitud en el que va a ubicarse el jardín vertical. De lo contrario, su desarrollo podría verse comprometido.

Agua

Mientras que hay especies que necesitan un riego constante, otras son capaces de resistir a largos periodos de sequía. Si bien son más idóneas las que requieren una cantidad de agua menor, se puede utilizar cualquier tipo de planta en un jardín vertical. Eso sí, hay que saber cuánta agua necesita, que sistema de riego se adecua mejor e incluso en que parte del jardín debe ubicarse, o la planta se secara.

Luz y viento

Al tratarse de fachadas o paredes es muy probable que estén expuestas constantemente a estos elementos. Los jardines verticales pueden establecerse en fachadas a la sombra o al sol.

Lo mismo ocurre con el viento, ya que es frecuente que las paredes en las que se construyen los jardines verticales estén en un lugar ventoso. Algunas plantas tienen mayor resistencia al viento que otras, por lo que habrá que priorizar este tipo de plantas si se sabe que el viento en la zona del jardín será muy fuerte.

Clima y microclima

La capacidad de adaptación de las plantas a condiciones climáticas adversas es un factor clave para decidir si esas plantas son adecuadas para la composición a construir.
La temperatura, la humedad, las precipitaciones o la tendencia a heladas, vientos fuertes, granizo o exposición solar, son solo algunos aspectos del clima que han de tenerse en cuenta. Dentro de las grandes zonas climáticas existen, a su vez, distintos microclimas, en función de factores como la altitud o la distancia respecto al mar. Hay plantas que tienen una mayor resistencia, mientras que otras solo crecen en microclimas específicos. Por eso, para seleccionar que plantas formaran parte del sistema es necesario conocer los datos de temperaturas máximas y mínimas, las precipitaciones mensuales y anuales o la orientación del jardín vertical y su exposición al sol en las distintas épocas del año.

Tipo de suelo o sustrato

Por último, la calidad y composición del suelo es otra característica de la cual depende que las plantas tengan un crecimiento adecuado para que absorban correctamente los nutrientes. En jardinería vertical es muy usual el cultivo hidropónico (sin suelo o sustrato). En este caso, la nutrición de las plantas se lleva a cabo por medio de soluciones y fertilizantes con los nutrientes que las plantas necesitan. Conocer la proporción adecuada en función del tipo de cultivo será esencial.